LUIS PEREIRA
SOBRE LO ESENCIAL

SOMOS TODOS

No es fácil aprehender los contornos difusos. Las líneas rectas, los ángulos y las esquinas, el enfoque y la nitidez pueden llegar a hacer daño; pero también aseguran un asidero, un punto de partida racional donde poder sujetarse. No así la imagen borrosa que flota ante nuestros ojos: no se sabe a ciencia cierta si es propia o comunicada, si se refiere al presente o si ya solo habita en la memoria. Tal vez flota ingrávida en el pasado, sí, ¿pero de quién?

No contemplo las fotos de “Sobre lo esencial”, asisto a ellas, lo cual es diferente. Me las apropio, las mezclo con mis recuerdos, mis anhelos, también mis temores. Aquí está algo que se desea, pero también aquello que, durante la infancia, producía temor y fascinación a partes iguales. Uno de los niños de estas fotografías bien podría ser el que yo fui; o quizás lo que años atrás fueron mis hijos: son el reflejo de algo real para el autor, pero también para quien se interna en sus páginas. Somos todos y ninguno.

En el anterior fotolibro, “Seremos un frágil recuerdo”, el lector parecía que procedía a aproximarse a la visión del mundo de Luis, en cómo percibía esa realidad exterior en ocasiones brumosa, en otras afilada y cortante; en “Sobre lo esencial” la sucesión de fotos sugiere que lo mostrado es el mundo interior del fotógrafo, donde percepción y sentimiento son indisociables. Aquí parece que tan importante como lo que se retrata es la manera de vivir una certeza primaria: somos meros eslabones de una gran cadena, nos hallamos entre nuestros hijos y nuestros padres.

El viaje que nos propone Luis conduce de la oscuridad a la luz, de manera literal y figurada. Lo expone con sinceridad, con imágenes moldeables, nos invita a que la hagamos nuestras. Yo acepto el reto y por ello me convierto, por unos instantes, en su compañero de viaje, en un cómplice de su memoria y de su mirada.

Rafa Badia